Ayer le pusieron la vacuna de los 2 meses. Ay, mi niño lo que lloró, qué mal lo pasó y qué mal lo pasé yo viéndole llorar hasta quedarse sin aire, hasta amoratársele los labios… Creí ver en su mirada un recelo creciente hacia mí, que le sujetaba. Imaginaba que pensaría «¡Maaaaami, puuupaaaa! Deja de mirar y haz algoooo, heeelp me!!!!«. Aaaains…
Después, ya en casa, estuvo muy tontorrón como ya me habían advertido, y por la noche tuvo un pelín de fiebre. No se acabó ningún biberón, no conseguía dormirse, no dejaba de lloriquear y de quejarse, el angelico… Qué penica, maaare…
Enfermera cabrona…!
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😥
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