Archivo de la etiqueta: virus
De cómo conocí al Capitán Dalsy
Tranquilos, aunque he hecho un guiño con el título a la serie de «Cómo conocí a vuestra madre» no estaré trescientoscuarentaycinco capítulos relatando batallitas de fiebres y males varios.
Volvemos a las andadas. A las fiebres sin motivo, a los lloros, a esos ojitos vidriosos que miran sin mirar, a las urgencias con médicos rarunos.
Mecagüenlamarsalá, ¿No hemos pasado ya bastante? Puedo decir y digo que hemos pasado por cuarto y mitad de cada -itis del vademecum. Cagüen…
Todo empezó con un simple catarro. Esos mocos tontorrones que no se acaban de ir nunca, que se agazapan en las mininaricillas del gordo, y que salen virulentas y too fast too furious cuando estornuda, dejándote las gafas con tropezones. Esos.
Leves toses que alcanzan su quintaesencia con alevosía y nocturnidad. Sobre todo eso, nocturnidad.
Y de repente, el día menos pensado, cuando le tiras la pelota y en lugar de mirarte embelesado (como siempre), mira a la nada cual existencialista francés con anemia, y un calor de más en su frente te ponen alerta. Termómetro al canto, y hete ahí. La fiebre.
Apiretal siempre fue la primera opción, pero recuerdo que por aquellos entonces empezaba el pobre a rabiar con los dientes, y que mi hermano, experimentado en estas lindes, me dijo que, si bien los dos eran antitérmicos, el Dalsy es más para el dolor (como un ibuprofeno, vaya). Para la siguiente toma no me lo pensé mucho y le fui infiel a Apiretal. Sip. Me fui con Mr. Dalsy. Pa’probar.
La canita al aire mereció la pena, y el gordo al día siguiente renació cual Ave Fenix, puso su sonrisa por bandera y la pelota la tiró atomarporculo… Ese es mi chico ^^
Desde entonces, cada vez que tiene un «Megamix» como le llamo yo a un pack tipo fiebre-mocos-dientes, acudo a mi Capitán Dalsy querido y a su colegui, la jeringuilla Jerinway.
Y ayer cuando volvimos de urgencias, porque la fiebre no le bajaba de 39 y lloraba sin consuelo, le enchufé sus dosis de Dalsy en el bibe y me los imaginé así, como superhéroes, siempre en guardia dispuestos a luchar contra el los viruses y demás cosicas chungas.
Aunque así lo parezca, este post no está patrocionado por Dalsy, jajajaja. Solo soy una madre feliz que ha dormido 6 horas del tirón porque el pichón estaba igual o más de desnucado. Snif…
Para los que os preguntéis más acerca del famoso Dalsy, os dejo con el diccionario enciclopédico para padres primerizos de Mi Gremlin no me come ¡Sencillamente genial! XDD
Actualización de última hora: Volvemos del médico. Añadimos otra -itis más para nuestra colección particular. Amigdalitis. He dicho :S
Miércoles mudo: Cerrado (temporalmente) por viruses
Trancazo modo ON
Llegaron con la fresca, se sentaron en el sofá, como los hombres de negro que daban el coñazo al pobre Neo, miraron alrededor, uno de ello hizo un deje con la cabeza recriminando la pila de ropa por planchar que yacía en una silla y el cabecilla eligió la primera víctima. Al padre de la criatura se le veía tiernito y lejano a catarro alguno, viendo impertérrito un debate futbolero en Marca Tv. «Pa’llá que vamos» se dijeron los Sres. Viruses.
A mi me miraron también regu, así como con inquina, y estoy convencida de que se me colaron, pero ¿Sabeis lo que pasa? Que yo amaso a fuego lento los catarros. Así chup-chup. ¿Cueces o enriqueces? Pues yo las dos cosicas. No se manifiestan hasta días después. Y claro, así hoy los Sres. Viruses a parte de hermosotes me saludan con su prole y se beben un copazo a mi (mala) salud. Hállame hoy hecha un despojo, un saco de flemas y mocos, un mojón con patas, un trozo de carne con ojos. El kleenex y yo, Love Story.
Recapitulando, pues, el domingo recibimos la visitas de los Sres. Viruses, el lunes noche y martes all day in session el padre se esposaba a la cama y hacía de las sábanas un sudario y yo incubaba los viruses cual mamá gallina, y moqueaba a la par que me escocía la garganta como cuando te enchufabas con 15 años tu primer chupito de tequila marca JanderMix (=Cagalera nonStop) y crees que has tragado lejía a cascoporro.
El peque, angelico mio, estaba condenado. Sin escapatoria, fue recibiendo, sin querer, resquicios de semejante carga vírica. Primero empezó con toses rarunas, que me recordaron vivamente (y acojonada también) a las cacofonías del Palacio de Liria. Y después se echaba ristras de estornudos seguidas, regándolo todo de los Sres. Viruses que ya acampaban de buen rollo en la casa, con fiestuquis locas y todo, lo mismitico que si estuvieran en el festival de Benicassim, solo que en Oskilandia.
Mi cuñada, mi sempiterna teleayuda al bebé al habla, me dijo que que estornudara mucho era muy bueno, y me recomendó darle mucha agua para que fluyera la flemota, tomar la temperatura con frecuencia y limpiarle las fosas nasales antes de cada toma con agua de mar o suero fisiológico. Ah! Y poner el humidificador, importante. Ayer empezó a expectorar y a sacar los Sres. Viruses que le quedaban dentro, aunque tuvo un poquito de fiebre. Hoy, sigue tosiendo, pero mucho menos. Nada que este superbebé no pueda aguantar. Está hecho un toro.
Pero ahora que los chicos ya están más o menos bien, amanezco yo como las locas (y no solo por los pelos, que también). Primero fue el padre, después el hijo, y ahora soy yo (la que quiere estar sin tí… Pimpinela dixit). Gensanta que malita que estoy, snif, los Sres. Viruses se están pegando una orgía majísima inside con alevosía y nocturnidad, snif. Sobre todo nocturnidad, por que al no respirar nada y caérseme el mocamen por las napias, snif, dormir, lo que viene siendo dormir, malamente, snif. Y cada vez que toso… en fin, snif, no os contaré lo que echo, creo que os hacéis cargo, snif.
Que digo yo, que porqué leches no me duran los resfriados como a tolmundo, dos o tres días… Snif!! Aaaatchus… aaains…