En dos semanas y pico mi gordo se va a calzar los 3 añacos. Confieso que en mi confluye el orgullo y el vértigo. El orgullo de tener un hijo tan bonico, sano, grandote y salao (Qué voy a decir yo… Aunque también cabezota y obstinado) y el vértigo de ver pasar el tiempo a toda velocidad sin ser muy consciente de los kilómetros/hora a los que está pasando todo.
Como siempre digo, la memoria es blandurri y selectiva, sobre todo la mía, de Dori total, la colega del padre de Nemo; así que quiero hacer un resumen de lo más característico de Óscar como si lo contara él mismo. Y con característico me refiero a que forma parte de su rutina estricta, marcada por él, que aquí mi amigo es tan cuadriculado como su padre y abuelo.
¿Por qué esa manía con que me aprenda los %&$!! colores? No, no me entran y todo el mundo se empeña en preguntarme de qué color es esto o aquello. ¿De verdad? Sois muy pesados, me da igual.
Además, un día que por fin me aprendí el azul, el rojo y el amarillo, pregunté a mamá de qué color era mi mono Amelio y me soltó que marrón… WTF??
Puedo pasarme todo el día haciendo puzzles como un loco, desde que me levanto. Piezas grandes, pequeñas, irregulares, de madera o de cartón. A veces se me olvida recogerlas y las voy repartiendo por la casa. Noto la mirada de mi madre en mi cogote que suele acompañar de un bufido. Yo me hago el longuis. Pero no me digáis que no mola encontrar una pieza de puzzle de Peppa Pig con los tenedores. Soy un visionario.
Me gustan los cuentos pero a mi ritmo, nada de una hora delante de una página habiendo tantos dibujos como hay en cada página y libro. Prefiero centrarme en las ilustraciones, que mamá o papá me hagan un breve resumen (o un titular casi mejor) y venga, al lío.
Veo números en todas partes, la A es un 4, la I un 1 y la G un 6 hermosísimo. Me gusta contar y la resta también la domino. Cuando paso del 10 me invento los nombres. Lo dicho, un visionario.
Me flipa el coche. Me mola conducir, ponerme el asiento del piloto y hacer que conduzco, imitar a la fitipaldi de mi madre al volante («Venga, vamos, hoooombreee, leeentoooo»), poner el coche en punto muerto (con el freno de mano aún no puedo, pero todo se andará), poner y quitar las «warning», dar las largas a la vez que el parabrisas, así todo a la vez para que mi madre se cortocircuite. Está muy graciosa con ese tic en el ojo. ¡¡Soy el rey del mundo!!
Así es Óscar, un chavalote por lo general tranquilo, pero con carácter, que sabe perfectamente lo que quiere y cómo lo quiere. Aunque a veces lo cambiaría por una sesión de spa, es mi gordito bonito, me meo de la risa con él, con sus palabros inventados y con su cuadriculez, ¿Cómo alguien tan pequeño puede tener las cosas taaaan claras? Me lo explique usted que yo tengo taitantos y sigo dudando con todo, oiga…
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