– No le digas nada a Roy del embarazo, por favor…
– Pero, ¿Por qué?
– Por favor…
– Es que no lo entiendo, de verdad.
– Roy solo tiene tiempo para sus leones y su circo. Para qué complicar las cosas…
– Él tiene derecho a…
– Y yo también – sentenció Eva poniendo punto y final a la conversación.
Ella giró sobre sus talones y se fue caminando lentamente por el paso marítimo, escoltada por un ejército ordenado de palmeras y por un sol de justicia.
Fernando se quedó masticando la respuesta de Eva. A pesar de todo, se fue a buscar a Roy.
Sabía que le encontraría en el circo. Y así fue, estaba peinando a Pulga, una de las leonas más famosas.
En cuanto Roy divisó a Fernando, le llamó para que viniera y le dijo:
– Mira, Fer, Pulga va a tener un cachorro!
Fernando se puso pálido.
– ¿Qué te pasa?