Estoy muy contenta pero voy con la lengua fuera a todos lados. Me han renovado hasta febrero aprox. en la oficina, sigo con mis encargos y tengo mil proyectos maravillosos para el 2014 que hacen que una vaya con una sonrisa XXL por la laif, a riesgo de que parecer monguer.
También tengo un hijo. Una bolita de carne exquisita a la que me gusta besuquear (con lo que yo he sido, oiga), y mordisquear en esos muslitos de pollo que tiene por perneras… Cada vez más niño y menos bebé, todo hay que decirlo, pero me conserva aún esas lorzitas que tanto me gustan.
Y también tengo un marido, una agenda repleta y un despiste perenne que hace que me acuerde la tarde de antes de la fiesta del cole del día siguiente. Llevando disfraz, claro está. Un disfraz que no tenía, huelga decir.
Tal y como vaticinaba uno de los TIPs del Club de Malas Madres (pero sin máquina de coser de por medio), tuve que acercarme al chino a por el disfraz de mi gordo…
Y qué disfraces… Cero variedad, mierdatallas, y después de rebuscar en una caja olvidada encontré un paquete con una pegatina que decía: «Talla de 1 a 3 años«. Ole, ole y ole. Le pregunté a la china si podía abrirlo para ver qué leches de talla es la talla 1-3 años, y me dice:
– Paquete no ablil. Si tu able, no devuelve.
Me la estaba jugando. Pero ya eran las 7 de la tarde, y ¿Dónde cojones iba a ir yo a esas horas con el peque pegado a mi en modo BabyKoala-NoSinMiMami?
El precio era irrisorio (no lo pongo pongo me siento más malamadre aún). Y hete aquí el resultado:
Sí, lo se. Arderé en el infierno. Llevar a tu hijo vestido de Papá Nöel trasnochado (me faltó incluir en el set la petaca de vodka, pero me pareció too much) a la fiesta de la guarde me garantizaba la reprobación de otras madres y profes. Pero lo asumía.
Su profe luego me contó que le quitó el pantalón pesquero (u.u’) y le dejó con el chandal del cole y las zapatillas deportivas. Mi pequeño Papa Nöel de Callejeros… Pa’verlo…
Así que aquí asumo:
1. Soy una malamadre que no se coser y que no tiene tiempo de ná (mal) y para más inri se olvida de las cosas.
2.- Que tendré que pagar un psicólogo para mi pequeño en un futuro… Ya me lo imagino en el diván, contando con alevosía lo que le picaba el dichoso disfraz de su tierna infancia… Ains…
Para el 2014 prometo intentar aprender a coser cositas apañás o en su defecto comprarle disfraces de bien, de esos que no pican ni prenden cuando se les acerca un pitillo… Todo sea que el nene no parezca un homeless y ahorrarnos alguna sesión del psicólogo… Criatura…