Decibelios en la panza

El sábado pasado Mauri y yo salimos juntos, como antaño. Teníamos plan que se anuló a última hora, y vi el cielo abierto.

¿Y si… Y si llamo a mis padres a ver si pueden quedarse por la noche con Elgordo y nos vamos al cine /cenar/ copas /lo que sea fuera de casa??? Dije con ese ansia viva que me caracteriza cuando veo algo muuu posible.

No hizo falta que el padre de la criatura articulara palabra: Abrió mucho los ojos, y esbozó una sonrisa tamaño supersize.

Ya en la cama, emulando a los grandes Epi y Blas (pero compartiendo colchón), con ese toque tecno-freak que nos caracteriza:

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Él: «¿No me dices nada?»

Yo: (empanada y entrando de lleno en el sueño más absoluto) «Ein?» –véase mis pelos de loca, eso significa que he pillado la posturita y me queda cero coma para entrar en coma

Él:«¿¿No has visto twitter??»

Yo: «No» le respondí «quito el wifi cuando me voy a dormir… ¿Por?»

Él: «Pues échale un ojo»

Aquí una servidora, con el mismo ansia viva de antes, abrí los ojos de golpe y encendí la lamparita de noche al grito de AR!. Pillé el móvil, puse wifi, y voilá!

Ayayayayay, que me lo comoooorl! ¡QUÉ GUAY! Yo me conformaba con que me diera el aire, pero si además de eso, bailamos con Pastora y nos echamos unas cerves ¡Qué más puedo pedir!

Y ya no pude dormir. Él sí, con esa sonrisica que te queda en la cara cuando sabes que has hecho muy feliz a alguien con semejante sorpresa. Ains…

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El sábado amaneció frío y gris. Los meteorólogos amenazaban con mucho frío, lluvia, nieve y con ciclogénesis. Me resbalaba, ¡Ya nos calentaríamos al ritmo de Pastora, Ouuh, yeah!

Después de dejar al gordi con mis padres, más feliz que una perdiz con su tío y abuelos, nos fuimos a la sala Penélope que en mis tiempos mozos era INN (Y si no me equivoco después fue MOPU, de bakalaeros), lugar frecuentado por la chavalería estudiantil y por una servidora (& Friends), donde consumíamos guarradas como el famoso (entonces) Cuá-cuá, que no era otra cosa que Cuantró (españolizao) y 43, ole ole y ole… (había poco dinero, y pa una copa que te pedías, que fuera cargaica…).

En fin, que nos lo pasamos superbien, disfrutando del conciertazo de Pastora que cada día me gusta más, obí obí, obí obá! Me trae recuerdos de los días de sol cuando empezamos Mauri y yo, a los viajes MAD-BCN, a vida. Digamos que fue (y en parte sigue siendo) la banda sonora de our lifes… No puedo escuchar «Decibelios en la panza» sin pensar en Mau cantándola con todo el alma mientras cierra los ojos y sonríe.

Y felices y contentos, y con muchos decibelios en la panza (y en el cuore) disfrutamos a tope de nuestra noche de sábado. Fue genial ¡Gracias amore! 🙂

PD.- Ya he subido el vídeo del Lobito Caperucito (he actualizado post anterior, aunque aquí os dejo el link https://vimeo.com/57918042 )… El vídeo está grabado desde un móvil, por lo que la calidad es reguleras… ¡Espero que os guste!