Como ya esperaba, Praga le encantó a tu padre. Le cautivó sus calles, sus gentes, su ambiente bohemio. Nos la peateamos de arriba y abajo, eso sí, después de comer, aquí tu madre no podía ni con su vida, así que hacíamos una paradita a echarnos una siesta que nos daba la vida para poder seguir descubriendo las calles checas.
Al ser verano, los días se hacían más largos y las noches ideales para pasear con una chaquetita… Oh, fresquete, ¡¡Cuánto te he echado de menos!! En Madrid hace un calor sofocante…
Volvemos a Madrid y vamos a hacernos una eco y los análisis para la prueba de índice de riesgo esa.
Estás fenomenal, nos confirman que sigues ahí moviéndote. Así que nos vamos tan contentos a Barcelona.
En Barcelona mi chico se pone las botas a contarlo a todo el mundo. Es una etapa genial que parece no acabar de los amigos que tenemos entre él y yo… Anda que no vas a tener titos y titas… Bufff!! 😀