Semana 33 – dolor de espalda y calambres

Por fin tenemos internet, legalmente hablando!! yujuuu!! Por fin puedo actualizar el blog de la endorfina sin que se me cuelgue a medio escribir!!! Y vuelvo a dibujar en mi tableta!!! Ole y ole 😉

Peeero no todo es asín de bonico, no, qué va… Esa famosa contractura muscular que relaté la entrada anterior o la anterior (no recuerdo), resultó no ser una contractura al uso. Lo que pasa es que el ser de casi dos kilos que llevo dentro me tiene aplastadas las costillas contra el músculo. Vamos, que conforme crezca, a tomar por culo mi costillar. Se lo va a zampar Óscar a la barbacoa. Aiinnns…

La cuestión es que antes ese dolor iba y venía. Si bien también sentía la misma molestia en el otro costado, me di cuenta que si estaba activa me dolía menos que cuando mi chico me condenaba al ostracismo cruel del sofá y la manta. Amén del aburrimiento supino de estar quieta cuando una tiene tantísimo que hacer y del ascazo de los programas de la tele, que me sumían en siestas de pura hibernación.

Me emocioné cuando había momentos en los que apenas notaba el dolor, que era sobre todo en mis paseos largos. Al centro de Sanse a empadronarme (1hora ida y vuelta), por el centro de Madrid (con estos días de invierno y solaco apetecía una barbaridad pasear)… en ningún momento me dolió (lo que sí me duele cuando ando tanto es algo que tengo en el dedo gordo del pie izquierdo que no se lo que es. Este viernes voy al podólogo. Seguiremos informando). Y ayer que estuve la tarde entera en casa por que venía en técnico de Ono a ponernos teléfono e inten-né, no se si es por estar parada o qué, pero fue meterme en la cama y ver los caballeros del zodiaco así uno detrás de otro con sus putas constelaciones…. buffff, maemía, qué dolor!!!

Me las vi y me las deseé para acomodarme entre las sábanas. No sabía cómo ponerme que no me doliera. Un suplicio. Por que esta vez me dolía aunque ni me moviera, es como si me hubieran metido un bocado.

bocabits

Mi chico no estaba. Un clásico Madrid-Barça le empuja a desertar del hogar para reunirse rollo el clan del oso cavernario con la culerada. Cuando llegó, no se a qué hora sería, tarde, pero como no podía dormir bien, le conté que estaba hecha un churro. Mis quejidos ponían la banda sonora a mi speech. El pobre intentó acomodarme, me ofreció paracetamol (que rechacé), pero nada me conseguía calmar. Tuve ganas de llorar de pura impotencia. (por que no hay nada peor que tener sueño y no poder dormir)

Si a esto le sumamos que cuando lograba una mínima posición en la que me encontrara medianamente mejor me entraban ganas de orinar, imaginaos la noche toledana rica y con fundamento que he pasado… bufff… Mirando el reloj cada dos por tres y deseando levantarme para olvidarme de la cama hasta esta noche… Un asco.

Por otra parte a veces noto calambrillos en las piernas, cuando me levanto del sofá a veces me dan tabardillos en los muslos como si me dieran con una pistola de esas eléctricas, y tardo na, un segundo en recuperar la movilidad, y ya bien, pero es como si se colapsara el sistema durante un ratín. Vamos que a veces me siento R2P2 algo oxidado.

En fin, ya estoy en la semana 33, me temo que será así todo hasta que el aberroncho que llevo dentro salga pa’fuera… Y ojalá ya no me duela na!! coñazo…

2 comentarios en “Semana 33 – dolor de espalda y calambres

  1. Pobrecillaaa mi niña! No se t pasa ni cn un mensajito en dicha zona?
    Si yo pudiera aliviarte algo m subía corriendo y t daba eternos masajes!
    Qué ganas de verte!
    Ya queda menos….love uuuu

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