Ya volvimos de Barcelona. Y casi directos al pediatra que fuimos, que tocaba la segunda vacuna del rotavirus.
Como madre con brazos de Popeye que soy, calculaba mentalmente el peso de la bolita. Bueno, en este caso, con perdón del nene, del bolón. No estaba mal encaminada: 8 kilazos como 8 soles pesaba el bebé. Jajaja, digo bebé y me troncho. La criatura. La bola cárnica. El señor mollejas. Carneprieta. Macizo como él solo. A los 8 kilámenes le acompañaba 69 cms de largo.
El pediatra en su despiste de ver tanto niño me preguntó que cuando había hecho los 7 meses. «¿7 meses? No, no, el lunes 16 de julio hizo 4!»
Me miró por encima de sus lentes, después miró a Óscar y resopló «sí que es grande, sí«. Doy fe, Luis, doy fe, y mis brazos, también. «Le he subido a 210ml por que se quedaba con hambre y montaba unos pollos ricos ricos y con fundamento, sabe usté» «Sí, este niño al ser tan grande tendrá más apetito»
Le examina del todo y cuando acaba me dice «No le estimules tanto, que está muy espabilado para la edad que tiene»
¿Cómo no se estimula a un niño? ¿No hablándole? ¿No dejarle jugar? Con lo bien que se lo pasa él, que es tan brutico que ya intenta cargarse los bichitos colganderos de su gimnasio particular…
¡Me niego a dejar de tener mis charlas con él! Es, sin duda, lo mejor del día, cuando nos contamos nuestras cosas, hombre ya…
Aroo q si preciosa, no hay q tomarse las cosas al pie de la letra…en fin yo super liada con la mudanza, xo esta tarde t llamo y t cuento…q te exo mil de menos y t necesito literalmente!!!!
Besos
Te quiero mucho
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Amiga míaaa, tu siempre fiel!! ^_^
Ya me imaginaba que estarías liada, tranqui, hablamos cuando puedas.
Yo sí que te echo de menos, amoreeee!! Muaaa
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No lo estimules tanto???? Pero pero pero… WHAT??!!?? No le encuentro ningún sentido.
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Eso mim’mo pensaba yo… será cosa de pediatras…
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