Aquí no hay playa, vaya, vaya

¿Sabeis lo que necesitamos la bolita cárnica y una servidora para que la flema se vaya bien lejos de nuestros conductos? El aire marino en to los morros y el agua salada en los pinreles (y en mis durezas, que bien podría andar sobre ascuas y no quemarme). En su defecto, le echo en las mininaricillas del gorrioncito agua de mar embotellada accesible en farmacias.

Pero, ¡Oh feliz coincidencia! Los abuelos han tenido el detallazo de invitarnos a una semanita en la playa. Con ellos, claro. Y con mi hermano pequeño, que de pequeño tiene la edad, que es un armario empotrado todo él. A ver si logramos que le de un poquico el sol en sus carnes níveas, que parece un gusiluz, el pobre. Pa que os hagais una idea, anda en la senda de Iniesta. Echaremos mucho de menos al padre de la criatura y amante bandido de la endorfina. Pero mucho. Prometo crónica diaria con material gráfico.

Ya os contaré a la vuelta si acabaremos como el rosario de la aurora o volvemos cantando a coro y de la mano en el coche aquello de «para ser conductor de primeeera, aceleera, aceleeera«, o uno de los miembros de la expedición no regresa de tamaña aventura, quedándose para siempre en la ciudad de Maria Jesús y su acordeón, que para quien no lo sepa, fue famosa años ha por su «pajaritos por aquí, pajaritos por allá…» y que desde hace años, actúa en exclusiva en Benidorm. Su público, hordas vikingas de jubilados del IMSERSO y algún que otro guiri despistao atraído por la melodía pegadiza y el bailecito infantil que lo acompaña. Por cada abuelo que lo baila, hay un gatito que muere. A tener en cuenta.

Como es de bien nacida ser agradecida, ¡Gracias padres! Esperemos que en septiembre haya bajado el volumen de gente en estas concentraciones costeras, por que no concibo yo eso de madrugar en vacaciones con el objetivo de plantar la sombrilla en un cachito arena, como si de la tierra prometida se tratara… Y si no, siempre nos quedará la piscina, los desayunos de buffet libre y el rascarse la barriga a dos manos, que nunca viene mal.

Así que esta endorfina y su apéndice estarán out otra semanita. No está mal, una en julio, otra en agosto y ahora otra en septiembre. No está mal, que después el invierno es muuu largo.

(*) Puedes hacer clic sobre la imagen si quieres verla más grande

8 comentarios en “Aquí no hay playa, vaya, vaya

Deja un comentario