Hermanos y mutantes

Las cosas han cambiado mucho por estos lares. Os confieso que me gustan los cambios, creo que cuecen y enriquecen, sin dejar de reconocer que también inspiran vértigo. Pero despiertan el sistema de uno, activan los sentidos, estimulan el alma. Nuevos retos a la vista. Y estos han llegado con Éric.

El año pasado éramos 3, y más o menos nos organizábamos sin tener la sensación de que nos hubiera pasado una apisonadora por encima; ahora somos 4, ¡Y qué 4! Hemos añadido a la chupipandi un pequeño feliciano y a la vez abuelete gruñón atrapado en el cuerpo de un miniser de maxilorzas de un año. Y sí, por supuesto que ya no es una sensación, es un hecho, porque cuando caemos en la cama estamos literalmente reventados. Acabados. Trozocarne con ojos. Me reitero en mi pregunta: ¿Cómo lo hacen los padres de 3 en adelante? Póngame su secreto en los comentarios, háganme el favor.

A sus pies.Además, tanto ha cambiado la cosa que ahora es el pater quien está más en casa pasando más tiempo con los churrumbeles y una servidora trabajando fuera de casa. Así que mi tiempo de ocio es limitado, y necesito dedicar los fines de semana y fiestas de guardar a mi familia de pitolas y a descansar en la medida de lo posible (el bebé nos regala algunas noches de blanco satén y otras de bohemia y de ilusión ¬¬ -léase con ironía de la buena).

Óscar se ha adaptado fenomenal a la nueva situación. Tanto es así que se traga los dibujitos con canciones taladracerebelos para bebés (se cuelen en tu mente, se quedan agazapados y de repente en una reunión te descubres cantándolo por lo bajini. Muy triste, I Know) que le ponemos a Éric, así como éste se traga los dibujos de Spiderman. Ambos son carne de televisión, independientemente de la mierdaca que echen (mi madre me dice que yo era exactamente igual de empanada frente a la tele. Rasgos bonicos que heredan las criaturas…).

Aunque la verdadera adoración tiene una sola dirección y es de Éric hacia Óscar. Ya puede estar berreando el bebé, que le plantas al mayor frente a él, y le nace la sonrisa más bobalicona y bonica del mundo. De adoración, de «ay ay ay que me hace caso», de amor sobredimensionado.Óscar se deja querer, y de vez en cuando le regala monerías, mimos o atenciones. Momentos contados que Éric paladea con su felicidad y agradecimiento habitual. Le quiere mucho y nos lo hace saber con dibujos o preguntando si el hermanito está dormido cuando no le ve. Yo con eso me conformo. Tienen toda la vida para vivir su relación de bros.

Y nosotros, los paters… Pues con deciros que tenemos aún varias cajas de esas de experiencias, acumuladas de cumpleaños, navidades, etc., cogiendo polvo en la estantería en lugar de fomentar echarlo xD. Esos regalos deberían venir con servicio de Babysitter incluido, porque ya me diréis… Encaromar a dos criaturas no es lo mismo que a uno, y la última vez que dejé a mis padres a los dos, cuando llegamos a por ellos, les faltó dejárnoslos en el felpudo, jajaja, estaba ya todo recogidito en la entrada en plan «hasta luego Maricarmeeeen«. Y ojocuidao que lo entiendo perfectamente.En fin, así están las cosas y así se las hemos contado. Estamos adaptándonos al cambio, pero felices por tener nuevos retos y metas en mente. A veces el camino es difícil, pero es necesario. Y si el camino lo hacemos con nuestros chinorris, las risas están aseguradas! Óscar en esa edad en la que lo mismo te suelta un razonamiento tronchante, que te acribilla a por qués, que se enzarza en subjuntivas imposibles. Y Éric ya es consciente de cómo llamar la atención haciendo monerías varias.

Dos hermanos que se parecen por fuera pero no pueden ser más diferentes: el mayor se debate entre el rollo ese de «ya soy mayor» y veo Spiderman, Batman y Pokemon, y la infinita atracción por Mickey, Peppa Pig y la Patrulla Cansina, por poner un ejemplo. Es prudente, metódico, tierno, bromista y observador. Éric aunque solía ser pachorro (puro postureo: sospecho que sus 12 kilos de carne fomentan el pachorrismo), está mutando hacia un culoinquietismo, no para de hacer la croqueta, no gatea pero va marcha atrás sentado y moviendo una sola pierna (ojocuidao el arte que se gasta, que parece un compiyogi), se ha caído de nuestra cama porque tiene la imperiosa necesidad de ver qué hay ahí abajo, él se apunta a una ronda de aspirinas, es un cotilla de primera división, explorador, cabezota, a veces gruñón pero siempre sonriente y agradeciendo que le carguen encima. Comparte con el hermano mayor lo de observador, lo mira, qué digo mirar! lo estudia todo y a todos, con su ceño fruncido, como si su pequeña mente estuviera procesando datos matemáticos. Expectantes estamos a ver cómo evoluciona este miniportero. Y no de fútbol precisamente.Mis 40 me han sentado estupendamente, muy zen y relaxingcup; me pillan en ese camino del cambio, de la metamorfosis, en este haz de luz donde estamos los 4 juntos y revueltos. Mutantes felices buscando su sitio en el mundo.

5 comentarios en “Hermanos y mutantes

  1. Muchas felicidades!!! Yo estoy en una situación parecida. El pequeño ya tiene casi 3 años así que ya estamos adaptados a la nueva rutina con 2 niños. Ahora estamos en la etapa de… esto es mio!!! noooo mio!!!! yo te ayudo mama!!!! no, yo la ayudo!!!!!!. Lo mas bonito es cuando a la hora de dormir hacen planes para venir a nuestra cama (me parto escuchandoles a lo lejos como planifican la jugada 😉 ). Bienvenida a los 40, yo los cumplí en mayo (no es pa tanto como parece)

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  2. jajajaja, Sue, nos tenemos que ver que ya nos vale. Y me cuentas todo en directo. A ver si se asientan las rutinas y organizamos una tarde de parque o de paseo o algo. O una cena de chicas, aunque por lo que leo, igual es complicadete XD
    un beso

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  3. Como me he podido reír. Te sigo desde que nació Oscar, pues yo estaba casi a puntito de parir en ese momento. Desde entonces has acompañado mis momentos maternales aliñandolos con esa gracia salá que te caracteriza.
    Vivimos una experiencia similar después, también tu por delante de mi unos pocos meses, en tu caso dos en el mio una estrella.
    Y finalemente, ambas tenemos al segundo chinorris (como dices tu) amenizando la vida y creando la segunda ojera perpetua en sus padres.
    Me encanta porque vamos a la par y es divertido y en algunos casos sorprendente, y ¿qué quieres que te diga?, en los malos momentos pues tu experiencia también me sirvió y reconfortó.
    Vamos, que soy fans! Que te echo de menos pero entiendo perfectamente tu ausencia por estos lares.
    Y mis hijos se parecen a los tuyos en eso que describes de amor filial (mi pequeño lobezno deja de llorar si su hermano le da un beso, es más, pasa del llanto a la risa inmediatamente) y no se ha caído de la cama por pura casualidad porque todo lo tiene que ver…evidentemente el robot aspiradora es su objeto de deseo y ahora que acaba de empezar a gatear…se acabó la poca calma que quedaba en nuestra casa!
    Un beso guapa! Y ánimo que esto de criar es muy cansao pero muy bonito, ya lo sabes!

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