A mes y medio de cumplir 2 añazos (ay dios mío que me mareo y tó de pensarlo…) Óscar va forjando día a día su carácter, va a aprendiendo de las cosas más inverosímiles, y a aunque a veces parezca que está en la parra, se queda con todo, el joío crío.
Así que, si me lo permitís, voy a hacer una ficha de aquí mi churrumbelillo.
Es tímido y vergonzoso. Conforme fue creciendo, se fue haciendo tímido (sobre todo cuando empezó la guarde). Recuerdo cumpleaños infantiles pegado a mi pierna (y al bol de gusanitos ¬¬).
Se que no me creeréis pero aquí una servidora de pequeña era una tímida enfermiza, de las salían corriendo cuando le hablaban… Luego maduré (o no xD) y ahora no me da vergüenza casi ná.
Es un niño sociable. Pese a su timidez, le gusta jugar con otros nenes, y comparte con ellos los juguetes y (very important) hasta los gusanitos, que eso lo he visto yo con mis propios ojos. Aunque las algarabías de gente tipo fiestas le agobian un poco.
Es tranquilo por no decir que es un oso pardo (sobre todo en cuanto a dormir), aunque tiene sus momentos Atila-arraso-por-donde-paso. Como niño que es tiene su buen saco de testosteronas, y si hay que lanzar el mando a distancia a tomar por culo, se tira y punto. No hay dolor. No hay miedo.
Es un tragón. Pero esto ya lo sabemos todos 😉
Es maniático, como su padre. Con los cuellos de las camisetas, con los gorros, con las chaquetas… Parece que todo le molesta. No ha nacido nadie que le doblegue para calzarle un gorro y que dure más de 5 minutos en su testa rebelde.
Es orgulloso y empecinado. Si algo no sabe hacerlo y le intentas enseñar, no le suele gustar. Hace como que pasa de ti y cambia de juguete, pero en cuanto te largas, vuelve a intentarlo él.
Es asquerosito y a la vez mu relimpio. Coge el plátano con verdadero asquito (usa dos dedos (pulgar e índice) y el resto bien estirados, rollo que ninguno más se contamine). Si se mancha las manos con restos de puré, o se le cae el moco, te viene raudo y veloz a buscar desde la otra punta de la casa para que le limpies.
Es cariñoso. Cosa que antes no era, vamos que me hacía la cobra. Ahora no, de vez en cuando (tampoco os penséis que esto es la Casa de la Pradera) me planta unos besos que vienen precedidos por un «Mmmm» que, ahora que no me oye, os confesaré que me dejan lela. Lo único que los besos que le doy tengo que dárselos por igual al mono Amelio, amigo fiel, inseparable y baboseado, su querido amigo del alma. Drama es el día que lo metemos a la lavadora…
Este es a grandes rasgos mi gordo relleno, cada vez menos bebé y más niño (16 kilazos y 88 cms de miniser). Me encanta descubrirle nuevas palabras, jugar con él a tirarnos la pelota, y sobre todo a hacer bailes delante del espejo, hemos descubierto que le chifla! Y lo que más me gusta es cuando le pillo mirándome embobado y me echa unas sonrisas de Ops, pillada, se pone rojete de vergüenza y baja la mirada y…
Esperad que limpio el teclado de baba, a ver, un momento… ya.
Sí, pa’que nos vamos a engañar, toy chocha perdía con mi rollito de carne. Sin duda está en una etapa realmente divertida, me sorprende cada día con algo nuevo, sobre todo esas charlas en su idioma. Me río muchísimo con mi miniyo (que cada vez es más minimau) ^^