Dícese de un trozotela con asas cargado de cosas (algunas más necesarias que otras) de tal forma que tiene aspecto de minimaleta y pesa como un sacopapas.
En mi caso me he tenido que decantar por el formato mochila porque mi maltrecha espalda jodidamente puede aguantar el peso de semejante carga de un solo lado.
Y mira que cada semana intento reorganizarlo para liberar su carga, como si detectara el problema (Principio de Diógenes bolsil se llama, sí, soy consciente) y lo atajara, sacando un cuaderno tamaño a5 (“Esto para el parque no me hace falta”), o un biberón de agua –con agua, sapos y culebras -(“Esto para la oficina como que not”), o un estuche de lápices, o… Os hacéis cargo de mi vicisitud, imagino.
Cuando algún fin de semana me da por pasarme a uno más pequeño, reconozco los beneficios de haber echado tantas horas jugando al Tetris: los elementos seleccionados previamente, que vienen a ser los imprescindibles, a saber: cartera, bálsamo labial, paquetekleenex y móvil los encajo con un arte que da gustirrín.
Pero en seguida vuelvo al maxibolso. Ese que arrastraba por la facultad, o por la vida. Siempre bien cargaico, oiga.
Y es que no puedo prescindir de nada en mi mochila mágica donde todo es justo y necesario:
- Visita inesperada de las musas — Cuaderno y lápices a mano.
- Dolor de cabeza—Ibuprofeno.
- Para comprar cuatro cosicas en el súper o chinorri de turno– Bolsa de la compra de tela.
- Quedarse sin batería evrigüer — Cargador de móvil.
- Moco haciendo caída libre — Tres paquetes de pañuelos me acompañan donde vaya (soy una mocosa: rinitis, alergia… cuarto y mitad de tó).
- Peque o servidora con manchas (de tal palo…) — Toallitas húmedas.
- Que te entra un viruje por el cuerpo y tienes frío — Chaqueta (que te quitaste ayer porque en la oficina tuvieron a bien poner la calefacción en modo Alerta de Fusión, y la metiste, como no, en tu bolso)
Y asín sucesivamente… Pa’un roto y pa’un descosío.
Por si fueran pocas las cosas que se pueden encontrar en mi (Frodo) Bolsón, también pueden aparecer gusanitos aplastados, medias galletas (con sus región de migas), envoltorios de cosas, recibos de compras y de la gasolinera, y kleenex usados.
Cuando me da por hacer limpieza, no deja de sorprenderme mi capacidad urraquil de acumular, y acumular… Ains! Si me pasara eso con los dineros ahora sería rica 😛