Ayer fuimos a nuestra primera clase de preparación al parto, chispas.
La clase estaba llena, y como llegamos diez minutejos antes, nos sentamos en cuarta fila.
La verdad es que no tenía ninguna expectativa de cómo iba ser la cosa, y lo cierto es que me gustó. El doctor que impartía la clase es un cachondo, hecho que ameniza dos horacas largas de clase teórica. Afortunadamente es una clase por semana.
Hablamos de tipos de respiración, de cómo relajarnos, todo de cara al «día D», al gran día. También se habló de la relajación, e hicimos un ejercicio práctico, en el que logré relajarme del todo (aunque este período de mi vida precisamente es en el que más relajada estoy). Primero nos pidieron que cerráramos los ojos, y la luz se fue haciendo más tenue. El doctor-profesor-guía espiritual nos iba indicando el músculo que debíamos ir relajando. Empezamos por la frente y acabamos por los pies. Nos pidió que imagináramos un lugar que nos inspirara paz y relajación. A mi me vino inmediatamente a la cabeza un calita estupenda cuando mi chico y yo estuvimos en Menorca, solitos, escuchando el mar, como las olas van y vienen y te lamen los pies, las gaviotas alrededor, sentir la arena entre tus pies, el calor del sol abrazando tu piel, ese olor a salitre… una perfecta sensación de paz y descanso.
Cuando encendieron las luces mi chico me reconoció que tan bien había hecho el ejercicio de relajación que se sobó y todo, jajajaja. ¡No me extraña! Yo por que había dormido una siesta que si no, fijo que caigo!
Después rellenamos unas fichas, primero con nuestros datos, después que marcáramos del 1 al 5 temas como el miedo (a qué tenemos miedo), ilusión, relación afectiva con tu pareja, bla bla… Entre las preguntas que te ponían estaba la de ¿Cómo duermes? Tentada estuve de poner: ¡¡Como in troll! Y es que puedo echarme una siesta y después dormir tranquilamente. ¡Qué capacidad!
Nos recomendó andar al día mínimo 30 minutos a buen ritmo. Que si nos fatigábamos y nos daba pinchazos (a mi me pasan las dos cosas) que bajemos el ritmo, y listo, pero que no paremos la marcha. Andar 3o minutos seguidos nos garantizara un parto mejor.
Así que tentamos estuvimos de volver a casa andando (lo hemos hecho más de una vez) pero se puso a llover y nos dio perezón…
Ojalá estuviese yo allí pa darme una caminata contigo todos los días!
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Jo, sí, peque, sería maravissshoso, maravissshoso, maravissshoso, jejeje 😉
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