Ya es otoño en El Corte Inglés. Y aquí en mi pueblo. La nube de Mordor que sobrevuela nuestras cabezas y la bajada de temperaturas así lo corroboran.
Y volvemos a hacer rondas por el parque.
Una vez más, nos juntamos las madres con sus churrumbeles, sus cubos y palas y sus vicisitudes. Qué tal el verano, cómo ha crecido son algunas de las frases más sonadas… Y yo tenía una crónica del parque pendiente.
Apuntadas todas vuestras demandas de ampliar la lista de fauna maternoparquil de mi última crónica del parque, aquí estoy con seis tipos de madres.
La madre cotilla: Es esa que te sonríe cuando te ve con la esperanza de que sueltes prenda y pone la oreja cuando otras dos mamis están hablando. No siempre mete baza, pero la joía se entera de todo y siempre dispone de información privilegiada. Ojocuidao con este ejemplar, acecha en cualquier momento.
Diagnóstico: Ama el parque. Es el caldo de cultivo ideal para sus chismes.
La madre sufridora: La distinguirás por sus cejas, que nunca están horizontales, por su frente perlada de sudor, por sus ojos muy abiertos y su inquietud. No le quita ojo a su criatura e imagina situaciones temerosas que le puedan pasar a su miniser. Por ello sufre. En silencio. Como las hemorroides.
Por lo general a sus hijos no les pasa nada, o al menos nada que no le pase a otro crío, tipo caer de culo, comer arena o recibir un galletón de otro niño.
Diagnóstico: Odia el parque. Su frase favorita es «Nos vamos a casa, Miguelito«.
La madre pasota: Se la suda todo, ella va a su aire, ajena a todo, incluido su crío asalvajado. Si el hijo se acerca con la crisma abierta, le mira por encima y sentencia «Venga, venga, que no es para tanto. Ale, a jugar»
Diagnóstico: Se la pela, el parque y todo.
La madre hitleriana o Rottenmeyer. Esa madre que se pasa la hora y media del parque pegando voces a sus churrumbeles, dando órdenes y siendo temida no solo por su estirpe sino por todo la fauna maternoparquil. Verla venir a lo lejos, y cuadrarse todo bicho viviente es uno.
Diagnóstico: Le gusta poco o nada el parque. Hay caos. Hay arena. Hay gente.
La madre perroflauta: Defensora de la causa animal, de pelo indomable con un Mowgli por hijo, al que deja hacer de todo en un ejercicio de libertad y buenrollito. Es una mezcla entre la ecológica y la entregada, pero dejando su espacio a su miniser, sin agobiar, porque debe ser tan espíritu libre como ellas.
Diagnóstico: Le encanta el parque.
La madre cansina. Pero cansina Premium. La insoportable que todo lo sabe y te da ración de oreja aunque no preguntes. Huele a kilómetros su presa, se acerca sigilosamente y la atrapa con un contacto visual primero y después suelta su verborrea a cascoporro dejándola atrapada en kilos de información que la mente no es capaz de procesar. Al menos la mía.
Diagnóstico: Le pirra el parque. ¡Hay tanto que enseñar!